La Ley de Vivienda introduce importantes cambios para los arrendadores e inquilinos de cara al 2025. Desde la inmobiliaria Revel se analizan las implicaciones de estas medidas, centradas en la limitación del incremento de alquileres y la creación de zonas tensionadas. Sin embargo, estos esfuerzos no abordan completamente el desequilibrio entre oferta y demanda que desde hace tiempo afecta al mercado inmobiliario.   La ley limita la subida de los alquileres al 3% en la revisión de contratos y desvincula su cálculo del Índice de Precios de Consumo (IPC), a la espera de un nuevo índice de referencia. Asimismo, se han establecido las denominadas "zonas tensionadas", que corresponden a áreas donde el costo de la vivienda supera el 30% de los ingresos medios de un hogar, o donde el precio del alquiler ha crecido al menos tres puntos por encima del IPC en los últimos cinco años.   No existe una mejora sustancial en la accesibilidad de la vivienda Quico Barceló, socio de la inmobiliaria Revel, comenta: “si bien la intención de la Ley de Vivienda es aliviar la presión sobre los inquilinos en zonas con alta demanda, no se está abordando el problema de raíz. La oferta y la demanda no están equilibradas desde hace tiempo,