¿Qué le pasa a tu cerebro cuando usa las redes sociales? Emprendedores 25 enero, 202231 enero, 2022 Las redes sociales y el alto consumo de pantallas es perjudicial para nuestra salud, incluso han hecho documentales como The Social Dilemma que se han convertido virales en plataformas como Netflix. El próximo mes de febrero Gladys Cali y su equipo lanzan una nueva iniciativa organizando un retiro para emprendedores y nómadas digitales en Fuerteventura. Un lugar en el que teletrabajar mientras se crean relaciones duraderas, se desconecta de las redes sociales mientras se surfea, practica yoga y hacen talleres para trabajar la mentalidad y la libertad emprendedora. “Emprender es un camino solitario y si además le sumas que los últimos años casi no hemos podido asistir a eventos para conectar con otros profesionales se ha hecho más duro. Con Libelula Livign queremos volver a elevar el nivel de oxitocina, hormona de la felicidad, creando un evento presencial para conectar y construir relaciones duraderas”, asegura Gladys Cali, Fundadora Libélula Living. Vivimos en una sociedad intoxicada de cortisol. El cortisol es el químico que tu cerebro libera en situaciones de estrés. Por ejemplo, te sube el cortisol cuando tienes que correr para que un coche no te atropelle. También te sube el cortisol cuando te bloquean la cuenta de Facebook Ads en medio de un lanzamiento. De la misma manera, también te sube el cortisol cuando te sientes estresado porque tienes que pagar las facturas y la cuota de autónomos. El cerebro no diferencia entre lo que es real o irreal. Es decir, que el cerebro genera cortisol tanto en situaciones reales como imaginadas. Por lo que cuando nos imaginamos qué cosas malas nos pueden pasar, por ejemplo, contagiarnos de covid, el cerebro también genera cortisol. El 91,6% de las cosas que pensamos que nos pueden pasar malas, no acaban sucediendo. Nada le gusta más al cerebro que te gusten o crean en ti. Y esto es precisamente lo que pasa cuando tu amigo te escribe por WhatsApp o te ponen un like en una foto de Instagram o un comentario en un post de LinkedIn. Hay una hormona que subyace con el comportamiento de las pantallas y es la dopamina, la hormona del placer. También es la que está relacionada con el sexo o comer bien. La dopamina es la droga de las adicciones y los creadores de las redes sociales lo saben muy bien. Cada vez que tienes un like en tu última foto de Instagram saltan chispas de dopamina. Algunos expertos en consulta tratan la adicción a las redes sociales de la misma manera que se trata la adicción a la cocaína. El motivo es porque se activan los mismos circuitos neuronales. Nos hemos acostumbrado a recibir dopamina diaria y con ello hemos convertido la economía global en la economía de la adicción. “En el retiro para emprendedores Libélula Living queremos que los asistentes desconecten de las redes sociales para que conecten con la vida real creando relaciones duraderas con otros asistentes”, afirma Gladys Cali, Fundadora Libélula Living. Estamos acostumbrados a la gratificación instantánea: “Tengo hambre, me pido un sushi con Glovo”. “Quiero quedar con alguien, me descargo Tinder”. El hecho es que las únicas cosas que nos hacen felices en esta vida son: EL AMOR (parejas, amigos, hijos, padres…) y EL TRABAJO BIEN HECHO. Y ninguna de estas cosas se consigue con gratificación instantánea sino con paciencia, posponiendo la recompensa y con tiempo, tiempo y tiempo. El problema es que a día de hoy no sabemos esperar. Ahora que ya sabemos lo que es y lo que provoca el cortisol y la dopamina vamos a introducir un último concepto y es un área del cerebro que se llama corteza prefrontal. Esta es la zona del cerebro encargada de la atención, resolución de problemas y control de impulsos. Por ejemplo, imagina que estás hambriento, entras en un restaurante y ves que hay una chica comiendo justo al entrar. Aunque estés súper hambriento, tu corteza prefrontal hace que no te lances y le cojas una patata frita de su plato porque sabes controlar tus impulsos. Las redes sociales nos traen cosas muy positivas pero tienes que ser tú quien domine las redes y no ellas a ti. Ahora que entendemos cómo la dopamina debilita la zona del córtex prefrontal de nuestro cerebro, ¿qué soluciones podemos aplicar? Quitar notificaciones pantalla porque provocan debilitación a la larga de la corteza prefrontal, por lo tanto tu capacidad de racionalizar, de atención o de controlar tus impulsos. Posponer la recompensa. Por ejemplo, si te apetece entrar ahora en Instagram o Whatsapp, espérate 2h y lo haces luego. Esculpir nuestra atención. Vuelve a conectar con la vida real. Queda con amigos, viaja, sonríe, abraza. Recupera la conexión humana. Asiste a eventos como Libélula Living en Fuerteventura, un lugar para conectar con otros emprendedores y construir relaciones duraderas sin pantallas por el medio. Un lugar para conectar con la vida real. Estimula la oxitocina, la hormona de la felicidad. Esto te ayudará a bajar el cortisol.¿Cómo estimular la oxitocina? Los abrazos de más de 8 segundos o mirar a alguien a los ojos sin pantallas por el medio y escucharle atentamente. “Antes de emprender te venden la moto que vas a conseguir libertad de tiempo, libertad financiera, libertad de expresión pero la realidad es que la mayoría de emprendedores acaban cayendo en su propia trampa convirtiéndose en esclavos de sus propios negocios. Acaban trabajando más horas que un reloj, sufren para pagar las facturas y tienen miedo de expresarse y ser auténticos en redes sociales. Personalmente, he tenido que trabajar mucho para conseguir sentirme libre en todos estos aspectos y por ello creé Libélula Living, una experiencia para ayudar a otros emprendedores a disfrutar de su tiempo, a trabajar la mentalidad de la abundancia y a eliminar las creencias limitantes que les impiden exponerse y transmitir su mensaje al mundo” – Gladys Cali, Fundadora Libélula Living. ¡Disminuye el cortisol y aumenta tu oxitocina en Libélula Living! Compartir en Facebook Compartir Compartir en TwitterTweet Compartir en Pinterest Compartir Compartir en Linkedin Compartir Compartir en Digg Compartir